Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo) (Albrecht Durer)

Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo)

Albrecht Durer

Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo) de Albrecht Durer

El cuadro Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo) es una famosa obra del artista renacentista alemán Albrecht Durer, pintada en el año 1493. En esta pintura, Durer se representa a sí mismo con expresión serena, sosteniendo un cardo en una mano y un acebo en la otra, elementos simbólicos de la fortaleza y la esperanza respectivamente.

El autorretrato es considerado una de las primeras representaciones realistas de un artista realizando su propia imagen. La paleta de colores fríos y la meticulosa atención al detalle en el rostro y las manos de Durer muestran su habilidad técnica y su dominio en el uso de la luz y la sombra.

La obra transmite una sensación de sobriedad y autenticidad, capturando la introspección y la dedicación del artista a su oficio. El cuadro ha sido reconocido como un hito en la historia del arte y ha sido objeto de numerosos estudios y análisis a lo largo de los años.

¿Cuándo se pintó el cuadro Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo)?

El cuadro Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo) fue pintado en el año 1493.

Estilo artístico de Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo)

El autorretrato de Albrecht Durer se caracteriza por su estilo realista y detallista, con una cuidadosa representación de las proporciones y expresiones faciales. Durer utiliza una paleta de colores fríos y una iluminación sutil para crear una atmósfera de serenidad y misterio en la obra.

La obra muestra la influencia del Renacimiento italiano en Durer, combinada con su propia sensibilidad nórdica. La minuciosidad en los detalles y la expresión serena del autorretrato reflejan la maestría técnica y la profunda introspección del artista.

Historia del cuadro ‘Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo)’

El cuadro Autorretrato con acebo (autorretrato con cardo) de Albrecht Durer ha sido objeto de admiración y estudio desde su creación en 1493. Se cree que Durer pintó esta obra como un ejercicio de autorrepresentación y como una declaración de su habilidad artística.

A lo largo de los siglos, el cuadro ha sido reconocido como una de las obras más emblemáticas del autorretrato en la historia del arte europeo. Su impacto radica en su capacidad para transmitir la personalidad y el talento de Durer a través de una imagen trascendental y atemporal.

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